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  1. *
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    20%
    Monopoly. Sencillamente, Monopoly.

    Compra hoteles... blablablá...
    Entra en la cárcel... blablablá...
    Cobra a tus huéspedes... blablablá...
    Si ya lo conoces!!

    El juego no requiere ningún tipo de estrategia. De hecho, pocas decisiones te permite tomar. Lo primero: tirar el dado, avanzar y, conforme hayas caído en un sitio u otro... llevar a cabo la acción.

    Estático, lineal, previsible.
    El juego elimina a jugadores, no matiene tensión a lo largo de la partida. Y aunque lo saquen con 100 versiones diferentes, seguirá siendo Monopoly.

    Rejugabilidad Z...
    Complejidad Z...
    Diversión ZA...

    Tip:
    Corre a comprar edificios verdes o azules. Habrás ganado prácticamente la partida.

    XPertos:
    A ti, eurogamer en potencia, teclea "Alta Tensión", "Agrícola" ó "Puerto Rico" (entre otros) en el buscador de la tienda.

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  2. *
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    60%
    Sobre este juego basta decir que ha sido producido bajo licencia en 64 países y 26 idiomas distintos, lo que da idea de su popularidad.

    Monopoly es un juego que siempre me ha gustado para jugar con la familia. Jugamos por simple diversión y nadie le pone demasiado empeño ni estrategia, nos ponemos a comprar como locos desde la primera ronda. Y es que sólo hay dos formas de jugar: comprar todo lo que se pase por tus manos y cruzar los dedos para que los demás jugadores caigan en tus propiedades o esperarte a caer en las mejores calles, y sólo una de las dos es divertida.

    El truco para ganar está en los pactos que hagas al principio de la partida, en las negociaciones y los trapicheos. Aunque tengas toda la suerte del mundo y logres hacerte con las mejores calles y todas del mismo color y puedas empezar a construir tu imperio sin tener que tratar con nadie, los demás jugadores se estarán haciendo fuertes pactando y negociando y no podrás ganarles. Es ... como la vida misma.

    Una sugerencia: podéis jugar poniendo un límite de tiempo, por ejemplo 1 hora y cuando pase el tiempo se hace recuento de la fortuna que ha reunido cada uno y ése ha ganado. Así consigues que los turnos no duren tanto porque se esta atento y se negocia rápido y, sobre todo, la gente no se lo piensa tanto a la hora de comprar/vender porque hay que hacerse con dinero rapido y no sirve jugar en modo tranqui. Me parece una forma más chula de jugar, pero en todo caso sería para jugar con los amigos y, en realidad, cuando estoy con mis amigos a ninguno nos apetece echar un Monopoly.

    En definitiva, un gran juego tipo familiar para jugar con tus padres, hermanos, tios o sobrinos y pasar un buen rato entretenidos.

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  3. *
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    20%

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  4. *
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  5. *
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    80%
    Qué decir del juego al que se le podría decir que ha causado las mayores discusiones en nuestras horas de ocio, pues tal y como es: un juego capaz de sacar lo peor de uno mismo y es que cuando hay dinero de por medio no sabemos de lo que somos capaces. Ante este panorama uno se preguntará, ¿cómo voy querer jugar a semejante cosa? Pues porque pese a sacar lo peor de uno mismo lo hace de una forma como nunca lo han hecho antes en ti. Me explico, alguien puede enfurecerse por algo que le han hecho, que le ha pasado o porque algo no ha salido como quería, y esas son unas cuantas situaciones que sacan lo peor de uno, pero es que en Monopoly esa sensación cambia porque manejas una cantidad de dinero que puede que en tu vida consigas.
    La partida comienza dando una primera vuelta al tablero en la que nadie puede comprar una propiedad, y es a partir de la segunda vuelta donde el caos se hace patente alrededor de la mesa de juego pues todo el mundo quiere que llegue su turno para lanzar los dados y caer en una propiedad para poder hacerse con ella siendo las más codiciadas las que se encuentran al final del recorrido por ser las que más beneficios aportan económicamente hablando. A partir de ahí todo el mundo intenta hacerse con todas las propiedades de un mismo color e intenta al mismo tiempo que otros jugadores lo consigan para evitar así que empiecen a construir las temidas casas y hoteles, ya que en el momento que alguien consiga las calles del mismo color es cuestión de tiempo que entre el juego las primeras casas y con ellas el primer hotel, algo que significará normalmente la ruina casi instantánea de quien ponga un pie por allí. Pero la cosa no queda ahí si no que el juego está lleno de negociaciones entre jugadores para intentar conseguir propiedades que otras jugadores han comprado antes que ellos (para completar las de un mismo color) y eso es lo que le da el verdadero interés al juego pues los pactos y convenios de si me vendes ‘X’ propiedad, yo te vendo la propiedad ‘Y’ más un plus de dinero, o cosas como persuadir a un jugador que está interesado en unas de tus propiedades para que convenza a otro jugador de que te venda lo que tú quieres a cambio de la propiedad citada. Y es aquí donde puede salir lo peor de cada uno pues te verás haciendo imposibles por conseguir la propiedad que deseas y poder empezar a edificar, la rabia te irá invadiendo según veas que no aceptan tus proposiciones o cuando les vendan a otros la calle que tú deseabas, eso o cuando ves que te vas arruinando sin remedio y para colmo de males caes en el único hotel que hay, ese hotel donde con suerte nadie consigue caer pero a ti que te falta liquidez por todos los lados, consigues sacar el nº en los dados que te lleva directamente a él.
    Y es en éste último aspecto donde puede que no disfrutes de una partida pues se dan casos en los que consigues pocas propiedades, o tienes la mala suerte que sólo caes en la de los demás e inexplicablemente la suerte hace que nadie caiga en alguna de tus propiedades.
    A parte de los existen unas tarjetas aleatorias que pueden jugar o no a tu favor y dos casillas míticas en este juego que se corresponden con la más odiada y la más querida: la más odiada es la ‘Vaya a la Cárcel’ que sobre todo al principio del juego es una molestia muy grande pues te saca del juego temporalmente (quitándote el turno) y provoca que los demás jugadores arrasen con las propiedades y no te dejen prácticamente nada (aunque en un apartida avanzada a alguien le puede ser beneficiosa); y la más querida es la de ‘Parking Gratuito’ pero siempre y cuando haya dinero en el centro del tablero , pues ciertas casillas y cartas te obligarán a depositarlo ahí y quien caiga e dicha casilla pasará a ser poseedor de dicha cantidad, y es que ahí pueden verse acumuladas verdadera cantidades de dinero.
    Otro aspecto interesante a comentar es el hecho de que si no cobras en el momento que alguien cae en tu propiedad y el siguiente jugador tira, pierdes el derecho a cobrar. Y para muchos jugadores esta es una estrategia más en el juego, pues con todo el caos que supone una partida en casi misión imposible cobrar siempre pues cuando no te habla un jugador, te habla otro o cuando eres tú el que estás intentando persuadir a alguien para conseguir algo. Y es en ese caos en el que los turnos van transcurriendo y más de uno cae en tu calle y le sale gratis.
    Y poco más se puede decir de un juego en el que la tensión, risas y algún que otro cabreo (eso sí amistoso) están más que asegurados. Sacará lo peor de ti y jugarás más de una jugarreta a otros jugadores, cosas delas que no te creías capaz, pero cuando hay dinero de por medio….eso sí como se suele decir, sarna con gusto no pica, y seguro que más de una vez te dejarás picar con el clásico entre los clásicos.

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  6. *
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    20%
    Un juego al que todos saben jugar porque hay poco que aprender, un juego donde nadie es mejor que nadie ya que hay poca estrategia a seguir, un juego para pasar largas horas tirando dados. Un juego al que puede jugar todo el mundo y donde todos empiezan con las mismas posibilidades: ¿Se terminará la partida o nos cansaremos a mitad?

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  7. *
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    100%
    Ah, qué tiempos aquellos de partidas interminables al Monopoly, esas tardes en las que mi madre (ya por pesado) aceptaba jugar conmigo...

    Todo los elementos de Monopoly forman parte de la cultura popular y parte esencial de mi infancia: Los nombres de las calles (cuando ando por Madrid siempre viene a mi cabeza Monopoly), las diferentes figuritas metálicas de jugador (tan dispares como un coche, una plancha o un sombrero de copa), las casas y hoteles, "vaya a la carcel", "pase por la casilla de salida" (y trinque el dinero) y, como no, los fajos y fajos de billetes de todos los colores.

    Ahora hay miles de ediciones en las que se juega con tarjeta de crédito, con edificios gigantescos, con la más variopinta temática, etc. Yo me quedo con lo que para mí significaba Monopoly, en esos tiempos en los que éramos menos modernos pero también menos artificiales. Espero poder construir con mis hijos vivencias como las que hoy puedo recordar yo con una sonrisa.

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  8. *
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    80%

    Imprescindible, para negociar y competir como en la altas esferas divirtiendose.

    Ideal para aprender matemáticas, haciendo cuentas con el dinero,y para ocupar un largo rato.

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  9. *
    Calidad
    60%
    Todo un clásico de los juegos de mesa. Por ponerle un fallo gordo...es que las partidas se hacían interminables y casi siempre se dejaban en "tablas" por aburrimiento. Pero...¿a quién no le gustaba echar un Monopoly?

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  10. *

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